Rinomodelacion-sin-cirugia-en-hombre

Atrévete,  no tengas miedo, confía, puedes verte mejor

Rinomodelación, armoniza todo el rostro sin cirugía, con sólo modificar las proporciones de la nariz

Comparto esta pasión, mi Dharma, el don divino que me concede el Universo con el fin de crear una sonrisa en las personas que se acercan a mí para sentirse mejor

Atrévete si te lo pide tu ser. Tienes que confiar en nuestra profesionalidad y pasión por nuestro trabajo. No tengas miedo al resultado o al dolor, seremos cuidadosos y muy sutiles. Podemos armonizar todo tu semblante con un ligero perfilado, inyectando ácido hialurónico -una sustancia natural- en tu nariz. No es necesario entrar en un quirófano salvo que tengas un problema para respirar correctamente.

Realmente cuando vi a este señor, con ese deseo de mejorar su nariz pensé que sería un caso muy difícil por el ángulo tan horizontal que presentaba el hueso nasal. El paciente me miraba a los ojos con un gesto de incertidumbre, deseando que yo emitiera algún juicio. Me puse en su piel, puesto que para mí lo más importante es que el profesional se exprese desde su experiencia. Así que apliqué mi truco una vez más: el convencimiento de que somos un instrumento en este Campo Unificado de la creación que sirve para hacer vibrar a través de la belleza, la armonía y el amor. Le dije pleno de seguridad que mejoraría mucho, que no tenía que temer un mal resultado, que lo haríamos sin dolor y que depositara toda su confianza en mí.

Lo realicé como siempre hago, elevando la punta nasal e inyectando ácido hialurónico, lo cual produjo el primer efecto mágico de apertura del ángulo columelo labial. En segundo lugar, construí el dorso basándome  en líneas rectas que, al final, conformaron una proporción áurea piramidal, cómo no, la pirámide como forma geométrica mágica. Y sorprendentemente, aunque inyecté más volumen, la nariz se volvió a los ojos más pequeña y armónica.

Nuestro protagonista se mira impaciente en el espejo y … wooow!, se articulan movimientos de sus músculos faciales que conforman una sonrisa emocionada. Me mira a los ojos con su alma y me dice: “ ¡sí Doctor, ésta es la nariz que yo deseaba!”. Claro, el paciente no sabe que ha sido realmente él, con su deseo, el que la  ha diseñado. Yo tan sólo soy un mero transmisor y ejecutor de la obra armónica.

Solemos repetir el tratamiento al año y medio. Y hasta la próxima visita, me quedo con la emoción de haber experimentado un momento inexplicable con una persona reflejo de mí mismo.